miércoles, 8 de abril de 2009

Estilos de comunicación


Al relacionarnos con otras personas, ya sea en nuestro ámbito laboral como en el personal, nos damos cuenta de los diferentes estilos de comunicación. Los cuales se pueden agrupar en tres grupos diferenciados:



La comunicación agresiva: la emoción que la genera es la rabia y socialmente provoca soledad; nadie quiere ser tratado agresivamente. Se caracteriza por la sobrevaloración de opiniones y sentimientos personales, obviando o incluso despreciando los de los demás.


La comunicación tímida o pasiva: proviene de la emoción del miedo, provoca pobreza comunicativa y pérdida de oportunidades sociales. Es el estilo de comunicación propio de personas que evitan mostrar sus sentimientos o pensamientos por temor a ser rechazados o incomprendidos o a ofender a otras personas. Infravaloran sus propias opiniones y necesidades y dan un valor superior a las de los demás.


La comunicación asertiva: la comunicación asertiva escucha las necesidades del otro y las propias; sabe llegar a acuerdos donde “yo gano y tú ganas”; sabe cuándo y cómo decir que no; sabe cuándo y cómo decir que sí. Es aquel estilo de comunicación abierto a las opiniones ajenas, dándole la misma importancia que a las propias. Parte del respeto hacia los demás y hacia uno mismo, aceptando que la postura de los demás no tiene que coincidir con la propia y evitando los conflictos sin por ello dejar de expresar lo que se quiere de forma directa, abierta y honesta


La asertividad parte de la idea de que todo ser humano tiene ciertos derechos:

El derecho a ser tratado con respeto y dignidad.

El derecho a ser escuchado y tomado en serio.

El derecho a juzgar mis necesidades, establecer mis prioridades y tomar mis propias decisiones.

El derecho a decir “no” sin sentir culpa.

El derecho a pedir lo que quiero, dándome cuenta de que también mi interlocutor tiene derecho a decir “no”.

El derecho a cambiar.

El derecho a cometer errores.

El derecho a pedir información y ser informado.

El derecho a obtener aquello por lo que pagué.

El derecho a ser independiente.

El derecho a decidir qué hacer con mis propiedades, cuerpo, tiempo, etc., mientras no se violen los derechos de otras personas.

El derecho a tener éxito.

El derecho a gozar y disfrutar.

El derecho a descanso, aislamiento, siendo asertivo.

El derecho a superarme, aun superando a los demás.


José Antonio López Quintanilla
Máster en Dirección de Recursos Humanos
Universidad Carlos III de Madrid

1 comentario:

Talento y Personas dijo...

"Derecho a tener éxito"? Qué bonito!
Un saludo Carlos, soy Alfredo