Dentro de la gestión de equipos, me gustaría hacer referencia a una figura puntera dentro del baloncesto europeo. Se trata de Dusko Ivanovic, entrenador, del Tau Baskonia (en dos períodos) y del Barça; además de otros míticos equipos en Europa como el CSP Limoges. Si bien no vamos a referirnos a ella en este artículo, también tiene una destacada trayectoria como jugador, comenzando en la mítica Jugoplástica, y ganando la Copa Korac con el CSP Limoges.
Como entrenador, Dusko posee un gran palmarés. Ha ganado la Liga en una ocasión, con el Tau Baskonia, en la temporada 2001-2002. En este año fue nombrado, además, “Entrenador del año” por la revista Gigantes del Basket, así como por la Asociación Española de Entrenadores de Baloncesto (AAEEB). Además, ha obtenido varias Copas del Rey, la primera, en la misma temporada 2001-2002. Tras esta, la consiguió también en la temporada 2003-2004, y a su vuelta al TAU, en la temporada 2008-2009. Por último, también la ganó con el F.C. Barcelona, en la temporada 2006-2007.
Como vemos, Dusko puede considerarse una apuesta segura: vencedor, consigue títulos en todos los equipos en los que está, basando sus éxitos en su modelo de llevar al equipo. Pero algo falla, puesto que no sólo tiene más detractores que seguidores, sino que además, ha sido expulsado del F.C. Barcelona tras realizar unas polémicas declaraciones sobre su equipo. En estas, afirmaba que "No puedo hacerlo mejor con el equipo que tengo".
El problema para Dusko es y ha sido siempre su equipo. No deja de ser irónico que planteara estas excusas, cuando su equipo era uno de los de mayor calidad en Europa. Desde mi punto de vista, no fue un problema de calidad de equipo, desde luego, ni de falta de trabajo. Fue un problema de la gestión de Dusko, de la gestión que estaba realizando del personal a su cargo. Según las palabras de Andrés Noccioni, que estuvo a su cargo en el TAU, “Son entrenadores que si uno los puede evitar los evita”. Pero, ¿por qué?
El problema de falta de confianza puede generarse si no has escogido a tu equipo. Pero, en las organizaciones, esta situación se da día a día, es necesario ganarse la confianza de los colaboradores, así como distribuir las tareas para que cada uno de lo mejor de sí. Sin embargo, para Dusko, esto no es siempre así. Si no confía en un jugador, es complicado que le busque un encaje en el equipo. Para él, es indiferente que se trate de gente con un amplio palmarés y con calidad reconocida, simplemente, no encajan en su esquema.
Hablemos brevemente del sistema de trabajo de Dusko. Volviendo a citar a Andrés Noccioni, en una entrevista para la revista Basquet Plus (Julio 2006), estamos ante un entrenamiento continuo, pasan incluso dos meses antes de que los jugadores puedan disponer de un día libre. Ivanovic considera que “Cuando juegas muchos partidos pierdes resistencia, pero necesitas mantenerla para tener la explosividad que quieres sobre la pista” (Euroleague.net). Esto es cierto, pero pueden darse situaciones como la del propio Noccioni, que sufrió una fractura por el estrés, con la que estuvo entrenando varios meses porque Ivanovic consideraba que “no tenía nada”.
Dentro de la gestión de equipos, es importante el reconocimiento al trabajo bien hecho, pero Ivanovic no sólo no reconoce este trabajo bien hecho, sino que además, impone castigos. Es capaz de sentar en el banquillo a un jugador que está haciendo un gran partido, únicamente porque ha perdido el balón. Impone un sistema de multas a sus jugadores, como modo de resolver los conflictos. Por tanto, su forma de resolución de conflictos es el refuerzo negativo.
En principio, en teoría, esta no es la forma óptima de llevar un equipo. No hay confianza entre sus miembros, hay una exigencia muy alta de trabajo, no hay reconocimiento al trabajo bien hecho, no hay refuerzo positivo. Algunos jugadores han afirmado que se marchaban de sus equipos por él, jugadores internacionales y de reconocido prestigio. Pero el caso es, que a Dusko el modelo le funciona. ¿Tenemos que plantearnos entonces nuestras consideraciones sobre la gestión de equipos?
Diana Barrera Serrano
Máster en Dirección de RRHH
Universidad Carlos III de Madrid
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