“El don de integración de las personas”
Nadie puede discutir en la idea de que la vida en todo momento te pone a prueba. Tanto en el ámbito profesional como en el personal constantemente surgen situaciones que desembocan en conductas personales o habilidades, que muchas veces nos asombramos a nosotros mismos en saber que se dispone de ellas.
Una de esas habilidades que tenemos los humanos es la de saber desenvolvernos de la mejor manera posible en contextos que nos son desconocidos y sorprendentes, pero que nos acercamos a ellos con optimismo al mismo tiempo que con inquietud y que nos es extraño al principio, pero la realidad es que nos va bien en ellos. Pasando por el ámbito laboral hasta el personal de los entornos extranjeros, los cuales chocan con nuestros principios en un inicio, pero a medida que avanza el tiempo nos damos cuenta que la brecha que nos separa no es tan amplia.
Pasar un periodo de nuestra vida en otros países trabajando o simplemente viviendo, nos hace deshacernos de ideas o prejuicios planteados sin sentido, recortando esa brecha entre los principios que inicialmente nos planteamos. Integrarnos y convivir en gente de otros países nos produce un crecimiento interno como personas enorme y nos hace plantearnos muchas cuestiones y sobre todo quitar esos miedos que nos paran en tomar decisiones importantes en la vida.
Además es un añadido más a nuestra carrera profesional, el tratar de convivir con personas de otros países que nos dan otra visión tradicional de vida y otra manera de hacer las cosas. Cada vez más se está valorando en las Organizaciones, la iniciativa individual de transferir conocimientos y captar otros de personas que poseen vivencias parecidas a las propias u otras, con el objetivo de hacernos cada vez más polivalentes y preactivos.
Desde mi propia experiencia es necesario quitarnos de encima todos esos miedos que nos acechan y emprender una aventura hacia lo desconocido, fuera de esas murallas que nos han protegido y que seguirán allí cuando volvamos. Conocer mundo “in situ” y a las personas que habitan en él, sus culturas, sus formas de vivir, de relacionarse de sentir, sus miedos e intentar acercarnos a ellas. Pienso que es la única manera de romper esa brecha que comentaba que nos separa en nuestra cabeza.
He leído en las noticias que la semana que viene se celebrará en Estambul- Turquía, el segundo fórum de la Alianza de Civilizaciones (a nuestra amiga Irem le pichará allí). Se trata de una cumbre que aboga y lucha por mantener la paz mundial partiendo de la base de integración de todas las culturas y sociedades, un objetivo que el Secretario de la ONU” Kofi Annan” exporta por el mundo.
Nosotros chicos… en el Máster hemos tenido la suerte de conocer personas de otros países que nos han acercado su cultura, sus formas de habla, sus costumbres gracias a las cuales nos han hecho conocernos mejor y saber que aunque nos encontremos en contextos donde el habla sea diferente, las personas somos iguales…
Nadie puede discutir en la idea de que la vida en todo momento te pone a prueba. Tanto en el ámbito profesional como en el personal constantemente surgen situaciones que desembocan en conductas personales o habilidades, que muchas veces nos asombramos a nosotros mismos en saber que se dispone de ellas.
Una de esas habilidades que tenemos los humanos es la de saber desenvolvernos de la mejor manera posible en contextos que nos son desconocidos y sorprendentes, pero que nos acercamos a ellos con optimismo al mismo tiempo que con inquietud y que nos es extraño al principio, pero la realidad es que nos va bien en ellos. Pasando por el ámbito laboral hasta el personal de los entornos extranjeros, los cuales chocan con nuestros principios en un inicio, pero a medida que avanza el tiempo nos damos cuenta que la brecha que nos separa no es tan amplia.
Pasar un periodo de nuestra vida en otros países trabajando o simplemente viviendo, nos hace deshacernos de ideas o prejuicios planteados sin sentido, recortando esa brecha entre los principios que inicialmente nos planteamos. Integrarnos y convivir en gente de otros países nos produce un crecimiento interno como personas enorme y nos hace plantearnos muchas cuestiones y sobre todo quitar esos miedos que nos paran en tomar decisiones importantes en la vida.
Además es un añadido más a nuestra carrera profesional, el tratar de convivir con personas de otros países que nos dan otra visión tradicional de vida y otra manera de hacer las cosas. Cada vez más se está valorando en las Organizaciones, la iniciativa individual de transferir conocimientos y captar otros de personas que poseen vivencias parecidas a las propias u otras, con el objetivo de hacernos cada vez más polivalentes y preactivos.
Desde mi propia experiencia es necesario quitarnos de encima todos esos miedos que nos acechan y emprender una aventura hacia lo desconocido, fuera de esas murallas que nos han protegido y que seguirán allí cuando volvamos. Conocer mundo “in situ” y a las personas que habitan en él, sus culturas, sus formas de vivir, de relacionarse de sentir, sus miedos e intentar acercarnos a ellas. Pienso que es la única manera de romper esa brecha que comentaba que nos separa en nuestra cabeza.
He leído en las noticias que la semana que viene se celebrará en Estambul- Turquía, el segundo fórum de la Alianza de Civilizaciones (a nuestra amiga Irem le pichará allí). Se trata de una cumbre que aboga y lucha por mantener la paz mundial partiendo de la base de integración de todas las culturas y sociedades, un objetivo que el Secretario de la ONU” Kofi Annan” exporta por el mundo.
Nosotros chicos… en el Máster hemos tenido la suerte de conocer personas de otros países que nos han acercado su cultura, sus formas de habla, sus costumbres gracias a las cuales nos han hecho conocernos mejor y saber que aunque nos encontremos en contextos donde el habla sea diferente, las personas somos iguales…
Nerea Barambio
Master en Dirección de Recursos Humanos